A la comunidad argentina en “la diáspora”.

A todos aquellos que partieron un día, huyendo de las crisis o en pos de un sueño. A quienes añoran algún rincón de nuestro suelo. A quienes dejaron atrás familiares y amigos. Les entrego este puñado de cuentos con la esperanza de que les sirvan como maná para el espíritu, de que se sientan identificados con algunos de los relatos y de que compartan conmigo sus comentarios y sus propias anécdotas para convertirlas en nuevas historias.

lunes, 31 de marzo de 2008

De Curuzú a Claypole


Loj otro´ días estaba yerbe-ando debajo del paráiso, pronto. Y tenía el aire ´condicionao prendido por los brutos calores, ch´amigo… Ja! No viá tener aire condicionao, no sí no! Tengo dos pavo´ riale´ machos que le modestiqué y lej enseñé para que me apantallen, canejo! Y la verdá, andaba medio arhel, medio enculáa, hablando así… como se dice. Más que naa por este asunto del campo, pronto. Que las detencionej a loj esportadore´, que los piquete a los turismo, que los camionero´ aura ruempen hu-elga. Qué sé yo cuánta ñorairó, pelea´ inútiles!
Y enderrepente recibo esta foto que no´ sacaron con los agüelos del hogar en Claypole. Ahí me cambió el ánimo, ch´amigo! Me di cu-enta que teníamo´ que estar cerebrando la pascua de surresu, de recisu, de susurru, de resurru…Güeno, que Cristo está vivo, canejo! La esperanza de un mundo y una vida mejor se renovaron. Él está presente en esos agüelo´ y en tanto otro hermanos. Ellos nos permiten costruir y vivir el reino ´e Ñande Yara acá y ahora, ch´amigo. Así que esta vi-eja les dice: Déjense de peliar y tiren too pa´l mesmo lao, canejo!